A través del Centro de Investigación de Ecosistemas Mediterráneos (CEIEM), el Instituto Forestal echa raíces en la Región de O’Higgins con un proyecto que combina ciencia, conservación y compromiso ambiental, aportando a la restauración de especies nativas y a la sustentabilidad minera.
Lo que hace décadas fue un vivero tradicional en la Hacienda Cauquenes, hoy florece como un centro de ciencia aplicada, conservación y reforestación. A cinco años de la firma del convenio entre Codelco División El Teniente y el Instituto Forestal (INFOR), organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, el Centro de Investigación de Ecosistemas Mediterráneos (CEIEM) se consolida como un referente en restauración ecológica y producción de plantas nativas en peligro de conservación.
Transformar un espacio productivo en un laboratorio vivo de biodiversidad no fue tarea sencilla, pero el resultado es contundente: más de 400 mil plantas nativas producidas al año, un banco vivo de especies difíciles de encontrar en el mercado —como cactus y helechos protegidos por normativas ambientales— y una hoja de ruta científica para enfrentar los desafíos del cambio climático en el bosque esclerófilo.
“El CEIEM es una muestra concreta del valor que tiene la alianza entre la ciencia pública y la empresa estatal para avanzar hacia un desarrollo verdaderamente sustentable”, así lo afirmó la directora ejecutiva de INFOR, Sandra Gacitúa, en su recorrido destacando que este centro “no solo responde a los compromisos ambientales de una faena minera, sino que pone a disposición del país conocimiento científico de frontera, aplicable a otros territorios afectados por la acción humana o el cambio climático”.
La iniciativa se alinea con los compromisos corporativos de sustentabilidad de Codelco, aportando a la rehabilitación de territorios impactados al cumplimiento de normativas ambientales y a las metas de carbono-neutralidad. Todo ello con una mirada de largo plazo, donde la restauración ecológica se basa en evidencia científica, tecnología de propagación y el respeto por las especies propias del ecosistema mediterráneo chileno.
“Estamos trabajando con especies que tienen dificultades de reproducción y que además están en categoría de conservación, como el naranjillo, quisquitos, la palma chilena o el helecho Adiantum gertrudis”, explica el doctor en ciencias forestales Iván Quiroz, investigador de INFOR y director del CEIEM. “Nuestro enfoque es técnico, pero con un profundo sentido de urgencia: reintroducir estas especies al territorio antes de que desaparezcan”.
El trabajo realizado en la Hacienda Cauquenes incluye desde la recolección y germinación de semillas hasta el desarrollo de tecnologías en invernadero con control de variables ambientales como temperatura, humedad y radiación, claves para propagar especies con altas exigencias de cultivo.
“Además de responder a exigencias de Resolución de Calificación Ambiental, estamos aportando soluciones concretas a problemas técnicos de la reforestación. Por ejemplo, hemos logrado reproducir y establecer en su hábitat especies muy complejas como el quisquito (Eriosyce curvispina ssp. Curvispina. Este es un espacio donde se aplica la ciencia con sentido de urgencia y propósito territorial”, añade Quiroz.
El CEIEM aspira a consolidarse como un centro nacional de excelencia en biodiversidad y restauración de ecosistemas, y también como un actor clave en educación ambiental comunitaria, sumando así valor no solo ecológico, sino también social y cultural a la Región de O’Higgins.
Para Sandra Gacitúa, este trabajo representa el tipo de contribución que INFOR está llamado a realizar como brazo técnico del Ministerio de Agricultura: “La restauración ecológica basada en ciencia es parte del futuro del desarrollo forestal sustentable en Chile, y este centro es un ejemplo de cómo el Estado, a través de INFOR, puede liderar procesos de alto impacto ambiental y social”.